Luchando por la vida y la luz

Atardecer limpio largo3

«A veces, la vida es tan bonita que parece de verdad»

(Frase de la película «Carmina o Revienta» Paco León, 2012)
En esta frase tan hermosa se vislumbra a la persona que considera que no ha vivido sino que ha sufrido, y que sólo en algunos momentos ha pensado que la vida parecía llamarse como tal.
Pues bien, llevamos más de 9 meses del Proyecto Ángeles Custodios VIVIENDO Y DANDO VIDA, y para mí es un orgullo decir que somos 41 compañer@s que lo estamos dando todo por todos, que estamos ofreciendo un ejemplo a la sociedad de una solidaridad callada, con muchas personas asistidas con total discreción.
Hemos dado la ilusión por vivir a personas que la habían perdido, y estamos utilizando medios y técnicas innovadoras que nos hacen estar cerca de esas 30 personas como si fuéramos ángeles susurrándoles al oído que CAMINAMOS JUNTOS, que nunca más estarán solos.
Ahora queda seguir redoblando esfuerzos, queda mucho por hacer, mejorar nuestros servicios, llegar a todos los rincones de España, constituirnos en asociación sin ánimo de lucro, y vertebrar un plan de mejora de la resiliencia y el bienestar psicosocial de cualquier miembro de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de este país.
Gracias, sólo puedo decir que esto me hace inmensamente feliz y orgulloso de pertenecer a esta gran familia que es la Policía Nacional, porque pensaba que la placa la había entregado al jubilarme, y vosotros me habéis recordado que no, que la tengo grabada en el corazón de tal forma que ya sé porqué cuando morimos no podemos ser más que Ángeles Custodios,
¿Acaso no hay mejor cielo que estar en la tierra ayudando a quien más lo necesita?

No queremos un plan de prevención de suicidios

Alas con escudo arribaNo entendemos porqué en los accidentes de tráfico se invierte tanto y en prevención de los suicidios no sólo no se invierte en programas preventivos, sino que además se minimizan u ocultan las estadísticas.

No entraremos en debates sobre la metodología utilizada para recoger o analizar los datos estadísticos, ni sobre los posibles sesgos intencionados.

Para nosotros una sola muerte es demasiado, pero hablar de un programa de prevención de suicidios es sólo hablar de la punta del iceberg.

Necesitamos programas que promuevan la resiliencia y el bienestar integral de tod@s l@s Policías de este país, estamos hablando de un trabajo que aguanta fuertes cargas de responsabilidad y estrés, y de personas que tienen que tomar en segundos decisiones que otros tardan en tomar meses o años.

Todos los colectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad necesitan de un programa de bienestar psicológico que mantenga en las mejores condiciones posibles a sus miembros.

Ese es nuestro objetivo, no sólo prevenir los suicidios sino las bajas por depresión, las jubilaciones por este motivo y en general promover el bienestar de cada compañer@ de la de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de este país.

La riqueza

MOTIVACIONAL 1Quiero contarles la historia de un hombre, de profesión zapatero, el cual se pasaba el día quejándose. Se quejaba que no tenía suficiente dinero, que no ganaba lo necesario para comprar un coche nuevo, una casa más grande, y le imploraba a Dios que le ayudará a conseguir más y más.
Después de tantas plegarias, Dios se le apareció, y este le dijo; siempre me pides que te ayude a tener más dinero, y te voy a ayudar, pero tu tendrás que darme algo a cambio. El hombre le respondió; le daré lo que me pida.
Te daré 100.000 euros, pero a cambio dame una de tus manos, y este le contestó; no puedo darte una mano, como trabajaría y me ganaría la vida, no podría tocar ni acariciar a mi esposa, a mi perro, no puede ser.
Te daré 250.000 euros pero me darás una de tus piernas, a lo que le contesta; imposible, no podría andar, ni conducir, no podría hacer deporte, ni sentir el agua del mar en mis pies.
Te daré 500.000 euros, pero tendrás que darme tus ojos a cambio, le responde; no puede ser eso, no vería más a mi mujer ni a mis hijos, no disfrutaría de los amaneceres y atardeceres,no podría leer más ni disfrutar de una película, eso es imposible.
Te daré 2.000.000 euros, pero dame a tus dos hijos, y este entre lágrimas le dice; jamás, es lo más grande que me ha pasado en la vida, ellos son mi ilusión, verlos crecer y madurar me hace feliz, de ninguna de las maneras.
Dios le dice; ves buen hombre, de que te estas quejando diariamente, no te das cuenta que eres el hombre más rico del mundo, lo tienes todo.
Nos encontramos en un mundo material, no valoramos lo que tenemos ni a quien está a nuestro lado. El solo tener una persona con quien hablar, a quien poder confiarle tus secretos, tus miedos, tus verdaderas inquietudes, es más valioso que cualquier diamante del planeta tierra.
Si de verdad aprendiéramos a valorar nuestro alrededor, la infinidad de cosas que poseemos y tenemos a nuestro alcance, no existirían tantas depresiones y guerras, no habría tantos problemas por diferencias, no sería el mundo tan terrible como lo conocemos.
Señor@s, positividad ante todo, ante cualquier situación o circunstancia, porque detrás de un pensamiento positivo, si de verdad se siente y se integra, habrá una acción positiva, y solo así de esa manera, tu vida será alegre y preciosa, porque todo lo que nos rodea lo atraemos nosotros mismos.
Es momento para cambiar si de verdad no estas bien con cualquier cosa en tu presente, y ayudemos a que personas que necesiten un empujón lean esto, porque solo una palabra, una frase, un escrito, puede cambiar el pensamiento y el rumbo de alguien, y eso amig@s, eso es un triunfo.
Un abrazo grande para tod@s.

Fuente: https://www.facebook.com/ruben.crucesfernandez?fref=nf

Todos podemos ser ángeles

Piensa en el peor momento que hayas vivido. Sí, ese. Ese que te obliga a tomar aire con fuerza y a expulsarlo como si te quemase los pulmones. ¿Lo tienes? Pues vívelo. Regodéate en él, en el dolor que te causa, en el miedo, en la ansiedad, en cada sentimiento negativo que quiera aportarte. ¿Difícil? Venga, va, aguanta ahí un poquito más. Sí, eso es, ya lo tienes. Esa es la sensación. Ahora, imagínate en ese mismo instante en el que vas a tirarlo todo por la borda, a rendirte, a dejar que el mundo siga girando mientras tú te bajas de él. ¿Qué ocurriría si en ese momento alguien pasase su brazo alrededor de tus hombros y te apretase fuerte contra su pecho? ¿Qué pasaría si acercase sus labios a tu oído y te dijese en un tono que sólo vosotros dos podéis escuchar: “Estoy contigo, no estás sólo”? Nunca. Nunca estamos solos.
Sólo por llegar a donde estamos, somos unos triunfadores. Hemos superado pruebas en las que otros han quedado atrás. Estamos corriendo una carrera, dejándonos la piel, y al ver que nos adelantan nos hundimos al pensar en que no llegaremos de primeros. Lo importante no es la meta, sino el camino. Cada obstáculo nos acerca un poco más a superarnos a nosotros mismos, nos libera de las cadenas del “no puedo” o el “no quiero” y nos lleva hasta la verdadera victoria: llegar al final.
Todos tenemos que ser esa persona. La que te pone el brazo sobre los hombros y te recuerda que no estás solo. La que nos ayuda a superar los obstáculos de nuestra vida, todos debemos recordar lo que significa la palabra “compañero” y brindar el apoyo, el cariño y el aliento que cualquiera necesite para levantarse y “tirar pa lante”. Quizás no tengamos el dinero suficiente para sacar a alguien de la quiebra, quizás no tengamos lo que hay que tener para plantarse ante un jefe abusivo, quizás no seamos los héroes de la película. Pero no hace falta valor para tomar a ese compañero que lo necesita de la mano y recordarle que estarás a su lado para apoyarle, escucharle, aconsejarle y traerle de vuelta a la carrera de la vida. Para eso, sólo hace falta ser humano.
Todos somos compañeros. Todos merecemos y debemos entregarnos el máximo respeto. No importa si somos diferentes, si tenemos ideas distintas, si no coincidimos en gustos o incluso si nos llevamos mal. Es algo que viene con el corazón, con el sentido de pertenencia, con el colectivo del que formamos parte. Sabemos que podemos mirar a un lado y a otro y nos defenderán del mismo modo en que nosotros seamos capaces de hacerlo. Somos soldados batallando por demostrar a la vida que podemos con ella. Es la guerra más dura en la que nos veremos en la obligación de participar. No nos queda otra. Hay que plantarle cara a la vida, morder el puño de nuestro polo casi negro, cerrar los ojos y caminar, caminar, caminar hasta que el sendero se haya terminado. Y sobre todo, por encima de cualquier otra cosa, no deberíamos olvidar jamás que nunca se deja a un compañero atrás.

Cambia tu destino

Alas con escudo estrechoA veces pensamos que somos la persona con más mala suerte del mundo, que todo nos pasa a nosotros.

Es verdad que ocurren desgracias, pero siempre, en la peor de las circunstancias se puede hacer algo que lo mejore como:

  • Romper rutinas
  • Probar algo nuevo, como pasear por un parque por el que pasas todos los días pero al que nunca vas.
  • Practicar algún deporte que te guste.
  • Cambiar el recorrido que haces para ir a hacer la compra y levantar la mirada del suelo observando lo que ves a tu paso. Seguro que te llevas alguna agradable sorpresa.
  • Pararte en una terraza de esa plaza de la que siempre pasas de largo y pedirte un café, un té o lo que te apetezca.
  • Coge los cascos y el móvil y pon ese disco que ya no te paras a escuchar pero que te emocionó hace años, o descárgate spotify y prueba a escuchar nueva música del estilo que más te guste…
  • Perdonar y pedir perdón cuando corresponda.

Pero sobre todo está en la mano de quien está al lado del que sufre:

  • Ayudarle a hacer alguna de las cosas que hemos dicho antes.
  • Regalar una sonrisa, un beso, un abrazo o una mirada comprensiva.
  • Como no cuestan dinero mientras más regales mejor.
  • Dar las gracias…

Cuando hacemos esto participamos activamente en el cambio de esa «mala suerte» que pensamos que tenemos, o ayudamos a que otra persona que sufre comience a ver que también le ocurren cosas buenas, que hay esperanza dentro y fuera de uno mismo.

 

El número de suicidios en España duplica al de los accidentes de tráfico

Esta es la triste realidad que se manifiesta en los resultados del último informe del Instituto Nacional de Estadística, y no sólo ocurre esto en los cuerpos policiales, sino que afecta a toda la sociedad.
Cabe ahora preguntarse:
¿Cuántos recursos se invierten en prevenir los accidentes de tráfico y cuántos en los suicidios?
tristeza
Seguimos siendo un país en el que el suicidio es un tema tabú, todos miran para otro lado y nadie es capaz de establecer planes de prevención adecuados.
La salud mental pública en este país se parchea a base de pastillas, pero no existe un plan de prevención y/o intervención porque aparentemente son caros y no tienen rentabilidad política.
¿Quiénes salen beneficiados? Pues tal vez las farmacéuticas y a corto plazo el Estado, porque es más barato recetar una benzodiazepina que mandar diez sesiones de terapia.
Pero a la larga siempre es más caro, porque las personas que reciben un buen tratamiento psicológico, acompañado o no del farmacológico, aprenden a conseguir suficientes recursos para afrontar sus problemas sin depender de pastillas. Pero el que recibe sólo un tratamiento farmacológico, en muchas ocasiones cronifica su trastorno y se convierte en consumidor de pastillas durante toda su vida, con lo que el gasto final es muy superior, y sin contar las bajas laborales o los posibles daños colaterales entre los familiares del suicidado.

El guerrero pacífico

2016-02-16

¿Dónde estás? Aquí.

¿Qué hora es? Ahora.

¿Quién eres? Soy este momento.

Esta es la historia real de Dan Millman que, justo cuando iba convertirse en una estrella de la gimnasia olímpica, sufrió un brutal accidente de tráfico que fracturó su pierna en 17 partes.
Pero él no se rindió y fue capaz, en tan solo 10 meses, de revertir los informes negativos de los médicos para alzarse con el campeonato nacional de gimnasia.

«Nadie dijo que fuera fácil» pero el secreto de la superación se encuentra en el interior de cada uno de nosotros, ese «Guerrero Pacífico» que nos ayuda a avanzar ante todo y que encontraremos sólo si estamos dispuestos a luchar en el camino.
De nada vale estar en el ayer, en lo que pudo ser y no fue o en lo que no quisiéramos que hubiera pasado….
Debemos trasladarnos al Aquí y Ahora en este Momento para seguir adelante desde cero, no importa nada más.

Un nuevo camino por andar

5787_169043270118279_8703442022970597390_nCompartimos con vosotros un río que es la vida,  para que el 2016 transcurra tranquilo y sereno hacia su buen destino.
Puede que hayas pasado malos momentos, cierto, pero si a cada golpe que recibas del destino respondes con un nuevo proyecto para ayudar a quien más lo necesita todo puede mejorar. La capacidad de cambiar el mundo está dentro de cada uno de nosotros, solo tenemos que abandonar el egoismo, el odio y el miedo, centrarnos en el presente, amarlo, vivirlo, ayudando y amando al prójimo, porque cuando más te vuelcas hacia fuera más creces por dentro.
Si todos hiciéramos esto no haría falta desear un feliz 2016 ni nadie se lamentaría por haber tenido problemas en el 2015.
El Proyecto Ángeles Custodios seguirá con más fuerza si cabe en el 2016, auxiliando y orientando a los compañeros de la Policía Nacional que lo necesiten, porque detrás de la oscuridad siempre llega la luz, si hay alguien a tu lado que te entiende y te apoya…
Este es un buen momento para comenzar un nuevo camino.
Soñemos despiertos y demos gracias al cielo por seguir vivos y conectados a nuestros sentidos, a nuestros sentimientos, que corren como el agua del río, sin detenerse en ningún sitio.
Siempre avanzando y amando solo lo que merece la pena ser amado…

 

 

El combate del siglo

1024px-Black_boxing_glovesCuenta la leyenda que, con el mundo en la peor crisis de la historia,  un viejo y experto boxeador, llamado Juan, había aceptado enfrentarse en combate a Óscar, una de las promesas del boxeo mundial. Realmente Juan no necesitaba fama ni dinero, pues en su larga carrera había conseguido más de la que jamás hubiera soñado.

Los medios de comunicación se preguntaban cómo un boxeador cuarentón había aceptado el desafío de Óscar, ya que Juan tenía mucho que perder y poco a nada que ganar, lo llamaron el combate del siglo.

Comenzó el combate una fría noche de invierno, ante un público ansioso por ver la más que segura derrota de Juan, o al menos todas las apuestas así lo indicaban.

Óscar, que era más musculoso y alto, no había tenido ninguna derrota todavía en su carrera, y solo pensaba que cuando ganase este combate sería aclamado como claro aspirante al título mundial.

Primer asalto…

Óscar arremetió con todo, golpeando con fuerza una y otra vez al veterano boxeador que intentaba recibir los golpes lo mejor que podía.

Segundo y tercer asalto…

Óscar se crecía viendo a Juan cada vez más debilitado y a punto del K.O. aunque le costaba encontrar el golpe definitivo para tumbarlo, algo que le desconcertaba, porque había derrotado a muchos rivales con menos golpes que los que había propinado a Juan y eso lo estaba comenzando a desesperar.

Cuarto asalto…

Juan se levantó de la silla, estaba dolorido, pero bastante menos de lo que Óscar pensaba, ya que durante todo el combate, mientras recibía los golpes, fue anotando mentalmente los movimientos y estrategias de Óscar, encajando los golpes de la mejor forma posible. Sin embargo, un fuerte gancho con la izquierda lo sorprendió y lo tiró a la lona.

Desde abajo todo se veía borroso, pero no había perdido la consciencia, así que, a duras penas, se levantó y miró a su rival sonriendo. Sabía que no había llegado su momento, todavía tenía una misión que cumplir.

Óscar no se podía creer que el «viejo», como le llamaban todos, se hubiera levantado y menos con esa mueca en su cara.

Juan amagó con la derecha y, como sospechaba, su rival intentó protegerse y después respondió con su derecha en un acto casi reflejo. Juan se echó a un lado para esquivar el golpe y encontró el hueco justo para golpear al joven boxeador con todas sus fuerzas con un gancho en la mandíbula.

Óscar cayó inconsciente, y el público gritó, de alegría y sorpresa a la vez, por presenciar algo aparentemente imposible.

El combate había terminado en un instante.

Cuando los medios de comunicación le preguntaron cómo lo había hecho y porqué se había arriesgado tanto a su edad, él respondió:

«Lo he hecho para demostrar que cada golpe que recibes es una enseñanza para forjar tu propia victoria. Nadie dijo que la vida fuera sencilla, pero tenemos que levantarnos y luchar mientras tengamos fuerzas porque, por muy mal que parezca todo, siempre habrá una esperanza y más si nos ayudamos los unos a los otros»

Al día siguiente todos los medios del mundo abrieron con estas palabras, muchos se emocionaron, y casi todos comenzaron a ver las cosas de otro modo, con un poco más de luz.

Tal vez no fue la solución, pero sí un buen comienzo…