El combate del siglo

1024px-Black_boxing_glovesCuenta la leyenda que, con el mundo en la peor crisis de la historia,  un viejo y experto boxeador, llamado Juan, había aceptado enfrentarse en combate a Óscar, una de las promesas del boxeo mundial. Realmente Juan no necesitaba fama ni dinero, pues en su larga carrera había conseguido más de la que jamás hubiera soñado.

Los medios de comunicación se preguntaban cómo un boxeador cuarentón había aceptado el desafío de Óscar, ya que Juan tenía mucho que perder y poco a nada que ganar, lo llamaron el combate del siglo.

Comenzó el combate una fría noche de invierno, ante un público ansioso por ver la más que segura derrota de Juan, o al menos todas las apuestas así lo indicaban.

Óscar, que era más musculoso y alto, no había tenido ninguna derrota todavía en su carrera, y solo pensaba que cuando ganase este combate sería aclamado como claro aspirante al título mundial.

Primer asalto…

Óscar arremetió con todo, golpeando con fuerza una y otra vez al veterano boxeador que intentaba recibir los golpes lo mejor que podía.

Segundo y tercer asalto…

Óscar se crecía viendo a Juan cada vez más debilitado y a punto del K.O. aunque le costaba encontrar el golpe definitivo para tumbarlo, algo que le desconcertaba, porque había derrotado a muchos rivales con menos golpes que los que había propinado a Juan y eso lo estaba comenzando a desesperar.

Cuarto asalto…

Juan se levantó de la silla, estaba dolorido, pero bastante menos de lo que Óscar pensaba, ya que durante todo el combate, mientras recibía los golpes, fue anotando mentalmente los movimientos y estrategias de Óscar, encajando los golpes de la mejor forma posible. Sin embargo, un fuerte gancho con la izquierda lo sorprendió y lo tiró a la lona.

Desde abajo todo se veía borroso, pero no había perdido la consciencia, así que, a duras penas, se levantó y miró a su rival sonriendo. Sabía que no había llegado su momento, todavía tenía una misión que cumplir.

Óscar no se podía creer que el «viejo», como le llamaban todos, se hubiera levantado y menos con esa mueca en su cara.

Juan amagó con la derecha y, como sospechaba, su rival intentó protegerse y después respondió con su derecha en un acto casi reflejo. Juan se echó a un lado para esquivar el golpe y encontró el hueco justo para golpear al joven boxeador con todas sus fuerzas con un gancho en la mandíbula.

Óscar cayó inconsciente, y el público gritó, de alegría y sorpresa a la vez, por presenciar algo aparentemente imposible.

El combate había terminado en un instante.

Cuando los medios de comunicación le preguntaron cómo lo había hecho y porqué se había arriesgado tanto a su edad, él respondió:

«Lo he hecho para demostrar que cada golpe que recibes es una enseñanza para forjar tu propia victoria. Nadie dijo que la vida fuera sencilla, pero tenemos que levantarnos y luchar mientras tengamos fuerzas porque, por muy mal que parezca todo, siempre habrá una esperanza y más si nos ayudamos los unos a los otros»

Al día siguiente todos los medios del mundo abrieron con estas palabras, muchos se emocionaron, y casi todos comenzaron a ver las cosas de otro modo, con un poco más de luz.

Tal vez no fue la solución, pero sí un buen comienzo…

 

 

Enfrenta el miedo

Tenemos miedos que nos impiden seguir con nuestros sueños,
Tal vez, en algún lugar del espacio tiempo, se encuentre ese Yo
Que en su momento no dudó y tomó la decisión valiente,
Pero ya no podemos volver atrás,
Aunque sí mirar a la vida de frente
Y decirle
Que no vamos a dejarnos amedrentar más…